¿Por qué es malo dejar el coche al sol en verano?
¿Sabías que las temperaturas el interior un vehículo pueden llegar a alcanzar los 55 grados centígrados en verano? Y, aunque hay veces en las que no tenemos más remedio, acceder al interior del vehículo en estas condiciones y sin aire acondicionado puede resultar muy peligroso.
Durante una hora de radiación, la temperatura exterior del vehículo puede alcanzar entre los 63 y los 80 grados, siendo los vehículos de colores oscuros los que más calor absorben. El aumento de la temperatura es progresivo, llegando a su punto más álgido a los 20 minutos y completando el calentamiento total en los 50 minutos restantes. El problema es que si la chapa entra en contacto con la piel sólo 10 minutos después de haber estado al sol, puede causar quemaduras graves.
En lo que respecta al interior del vehículo, un habitáculo expuesto a la radiación puede afectar a nuestra capacidad corporal a la hora de regular la temperatura, pudiendo provocar mareos puntuales o haciendo necesaria la visita al hospital. Y es que permanecer dentro del coche a partir de los 40 grados centígrados puede resultar peligroso, sobre todo si la situación persiste durante más de 40 minutos.
Hay que tener en cuenta que si la temperatura exterior de la carrocería llega a los 35 grados centígrados, la del habitáculo puede llegar a los 55 grados centígrados en sólo una hora. Y, pasados 40 minutos, la temperatura sobre la superficie del salpicadero puede alcanzar los 73 grados centígrados, cuyo contacto con la piel puede provocar daños irreversibles.
Por eso, es fundamental pasar el menor tiempo posible en el interior de un coche que ha estado parado al sol, especialmente si vamos con niños, ya que a los más pequeños les afectan mucho más las situaciones extremas de temperatura. Y lo mismo ocurre con las mascotas.
Colocar un parasol bajo el parabrisas frontal puede reducir la temperatura en 11 grados centígrados. Sin embargo, dejar las ventanillas abiertas para que entre el fresco, solamente consigue reducir 2 grados de temperatura, por lo que es una práctica casi inservible. Lo que sí es recomendable es dejar las puertas abiertas durante unos minutos antes de acceder al coche. Antes de poner el aire acondicionado, usa el ventilador para sacar el aire caliente de los conductos de ventilación. Y, cuando vayas a encenderlo, no abuses de temperaturas muy bajas para evitar los cambios bruscos de temperatura.
Protección para el exterior
Como es obvio, la mejor forma de evitar el sol es esconderse de él directamente. Por eso, siempre que sea posible, es aconsejable aparcar a la sombra, especialmente si el vehículo va a estar parado mucho tiempo y durante las horas de más calor del día. Además, no está de más calcular el movimiento del sol para que, cuando hayan transcurrido unas horas, no quede completamente expuesto.
Si no fuera posible aparcar a la sombra o en un garaje cubierto, existen otras alternativas. Por ejemplo, si va a estar parado varios días, puedes ponerle una funda. Hay algunas genéricas que se adaptan muy bien a cualquier vehículo. Pero también puedes optar por poner vinilos en la carrocería. De esta forma protegerás la pintura original.
Protección para el interior
Si el vehículo ha estado aparcado al sol, lo más probable es que la temperatura interior sea muy alta a nuestro regreso. El coche actuará como un horno y no dejará salir el calor, por lo que lo más inteligente es evitar que entre. En este sentido, poner un parasol en la luna frontal nos ayudará a reducir considerablemente la temperatura, pues es justamente por esta zona por donde más acceden los rayos del sol por ser de mayor tamaño. Además, es recomendable usar un protector para el volante y tener cuidado con los enganches metálicos de los cinturones.