¿Cómo saber si tengo que cambiar el embrague?
El embrague es una de las piezas más importantes de nuestro vehículo, ya que su misión es transmitir la potencia del motor de nuestro coche a los neumáticos. La cuestión es que se va desgastando con el tiempo, por lo que es normal que, conforme hacemos kilómetros, surjan problemas y que tengamos que repararlo o cambiarlo.
El embrague puede mostrar diversos problemas y anomalías en su funcionamiento. Pero es importante que sepamos diferenciar entre un desgaste, que se debe al propio uso, y una avería, que tiene que ver con un fallo en el sistema.
No podemos establecer un kilometraje específico para determinar cuándo se desgasta el embrague de nuestro vehículo, ya que en ello tiene mucho que ver el uso que hagamos del mismo. Si normalmente circulamos por la ciudad, el ciclo de vida del embrague será más corto que si hacemos recorridos más largos por carretera. Además, hay ciertos vicios en la conducción, como llevar el pie sobre el pedal del embrague de forma constante, que pueden acelerar considerablemente el desgaste del embrague.
Para saber si está desgastado y ha llegado el momento de cambiar el embrague, hay varias señales que pueden ponernos en alerta.
El embrague patina
Cuando un embrague se desgasta, lo normal es que deje de agarrar lo suficiente y que empiece a patinar sobre el volante motor. Para saber si el problema es esete, solamente tienes que circular con una marcha larga y acelerar fuerte. Si las revoluciones del motor aumentan pero la velocidad no lo hace de manera acorde, quiere decir que el embrague patina.
Otra manera de comprobarlo es echar el freno de mano con el coche parado, meter una marcha larga e ir soltando el embrague de forma progresiva. Si el coche no se cala o tarda demasiado en hacerlo, quiere decir que el embrague patina y, por tanto, está desgastado. Es recomendable no abusar de esta prueba.
Debes saber que existen excepciones que pueden causar el mismo síntoma y darnos un diagnóstico falso. Si hay grasa o aceite en el disco debido a la fuga de algún retén, la adherencia se reducirá y el embrague podría patinar sin necesidad de que esté desgastado. Con lo cual es la edad del coche y el uso que le des al embrague lo que te dirá si podría estar desgastado o no.
En los coches más antiguos el embrague también puede patinar por falta de fricción. Y es que en algunos vehículos se necesitaba una regulación periódica del recorrido del embrague mediante el pedal y hay que verificar que no hay una falta de contacto entre el volante motor y el disco. Con lo cual, si tienes un coche clásico, puede que la solución esté en realizar un pequeño ajuste.
Olor a quemado
Si hueles a quemado, puede que el embrague esté patinando demasiado sobre la superficie del volante motor. Algo que suele ser habitual cuando se inicia la marcha con el embrague desgastado y resbale en exceso para mover el coche. Y, aunque no esté desgastado, puede que también patine en exceso si se realiza un uso incorrecto del mismo. No obstante, si el olor no es muy fuerte, puede que simplemente esté sucio debido a una fuga de grasa o aceite. En cualquier caso, si percibes este olor, es recomendable que dejes de usar el coche para evitar provocar una avería mayor.
El pedal está muy duro
Si el pedal del embrague está más duro de lo habitual, es una señal evidente de que se ha producido un excesivo desgaste del disco. No obstante, es importante que te asegures de que el problema no sea el cable de accionamiento del embrague o del sistema hidráulico e accionamiento. Si el pedal tiene además poco recorrido, es un síntoma de que se trata de un desgaste del disco.